Se dice habitualmente que los bebés nos oyen incluso cuando están aún en el útero materno. Recomiendan que les hablemos, tanto las madres como los padres, para que se vayan acostumbrando a nuestras voces.

Se recomienda incluso que pongamos música tranquila para que la escuchen y, si elegimos una pieza en concreto y la repetimos a menudo mejor, para que cuando salgan la reconozcan y les ayude a calmarse.

Pero, ¿qué oyen los bebés dentro de la barriga exactamente? ¿Nos oyen? ¿Cuándo empiezan a oírnos? ¿La música que le ponga, tiene que ser música clásica?

Lo primero que hay que decir es que sí, nos oyen. No es que oigan claramente lo que está sucediendo, ni mucho menos, porque están dentro del útero, flotan en líquido amniótico y eso, quieras que no, amortigua mucho el sonido. Sin embargo, sí distinguen sonidos ambientales y pueden llegar a conocer el tono de la madre al hablar e incluso el tono del padre al hablar.

¿Cuándo empiezan a el feto a oír?

Hacia la semana 20 el feto empieza a percibir sonidos, siendo los primeros que escucha los latidos del corazón de su madre y su voz (la voz de la madre le llega desde dentro). El oído del bebé está completamente maduro a las 25 semanas de gestación. A partir de ese momento ya oye los ruidos ambientales, reaccionando a ellos con muecas como guiños de los ojos o incluso frunciendo el ceño si los ruidos son fuertes.

Se ha visto también que ante los ruidos bruscos pueden llegar a hacer algún movimiento repentino y se ha evidenciado que puede llegar a producirse una aceleración momentánea del ritmo cardíaco, que es lo mismo que nos pasa a nosotros cuando nos asustamos.

¿Qué oyen dentro de la barriga?

A partir del momento en el que empiezan a oír, los bebés escuchan continuamente el latido del corazón de mamá, la palpitación de las arterias y, cuando se producen, los ruidos de las “tripas”, la voz de la madre y en menor medida lo que sucede en el exterior.

Como ya he dicho, el líquido amniótico, además de la piel, el útero y en definitiva todos los tejidos que hay entre el bebé y el exterior, hacen de freno para el ruido. Se calcula que al bebé le llegan, más o menos, unos 20 decibelios menos de lo que sucede fuera. Si entramos en una discoteca, con la música a unos 100 decibelios, le llegarán unos 80, que equivalen a tener un equipo de música muy alto de volumen.

Como no vamos a ir a la discoteca, podríamos decir que el tráfico intenso en una ciudad, que genera 60 decibelios, llegaría al bebé en unos 40 decibelios, que es el ruido que generamos al romper una hoja de papel. Si esto lo extrapolamos a la voz, nuestro tono de voz normal genera unos 60 decibelios, mientras que si hablamos en voz baja (no susurrando, sino en voz baja), generamos unos 30-40 decibelios. De esto se extrae que para que nuestro bebé nos oiga (a los padres) tenemos que hablarle normal… si le hablamos en voz baja, pues nos oirá bien poquito.

¿Es bueno ponerles música?

Supongo que la mejor respuesta para esta pregunta es: malo no es. Hay madres que sí les ponen música, repitiéndola a menudo, para luego seguir escuchándola cuando el bebé ha nacido, con la intención de calmarles.

Yo lo que le diría a una madre es que escuche música que le guste, simplemente, para disfrutar de ella. Que la escuche, que se relaje con ella y ya que lo hace, si quiere, que lo haga por la tarde-noche. A esa hora el cerebro de los bebés está muy activo y reacciona más a los estímulos (se dice que reacciona hasta el doble de rápido).

Así que sobre esa hora lo ideal es poner música que te guste, sentarte en el sofá, levantar las piernas y disfrutar del momento (a ver si el bebé disfruta también…).

Si después del parto quieres poner la misma música que oías cuando estabas embarazada hazlo, se ha observado que los bebés responden con más atención a la música que habían oído dentro del útero que a la que nunca habían escuchado.

¿Es mejor poner música clásica?

Muchos padres hemos conocido a diversos compositores de música clásica gracias a que tenemos bebés. Hacen vídeos para bebés con música clásica, dicen que con Mozart se hacen más listos o se calman más, etc.

La realidad es que da un poco igual. Si te gusta la música clásica, puede ser muy estimulante y tranquilizante escucharla para relajarte y disfrutar. Si no te gusta o si no conoces las piezas y lo haces por el bebé, vale más que te pongas música que te guste.

Lo importante al fin y al cabo no es la música que pongas, sino que al escucharla te relajes: cuando las madres están más tranquilas y en consecuencia menos estresadas el suministro sanguíneo a la placenta mejora notablemente.

Texto y vía: Bebés y más.

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